El cielo nos habla de y con colores.
Por
supuesto, estos colores tienen su explicación científica, no por ello
falta de belleza, que nos cuenta el origen de esta belleza.
El cielo es azul de día, negro de
noche, rojizo al amanecer y al atardecer.
Se suele decir que la Tierra es el planeta azul.
El color del cielo, por otra parte, es consecuencia de la
filtración de la luz realizada por la atmósfera. La luz
interacciona con los gases atmosféricos y como consecuencia se
producen los colores en el cielo que se pueden observar casi cada
día.
En ausencia de atmósfera, estos colores no aparecerían. Por eso,
el cielo en la Luna es negro.
Alguna vez te habrás preguntado porqué el cielo es azul, o
porqué se vuelve rojo en los amaneceres y atardeceres.
En realidad, la atmósfera no tiene color.
Lo que provoca que veamos el cielo de distintos colores es la
refracción de los rayos de luz por los gases de la atmósfera. La
luz solar está compuesta de distintas longitudes de onda: rojo,
amarillo, naranja, verde, azul, violeta… El azul y el
violeta son mucho más energéticos que el rojo y el amarillo.
Antes de llegar hasta nosotros, los rayos de luz tienen que
atravesar la atmósfera, y en el camino, chocan contra partículas de
polvo, gotas de agua, gases…
Durante el día, las partículas de gas dispersan la luz
azul que llega del sol, haciendo que todo el cielo parezca
azulado.
Cuando amanece o anochece, los rayos de luz tienen que
atravesar una mayor distancia cuando el sol está en lo alto. Al
atravesar mayores distancias, la luz del sol choca con un mayor
número de partículas y pierde energía, por sólo
llega a nosotros la luz más rojiza.
Estos son losinstrumentos que utiliza el cielo para:
Renacernos.
Confundirnos.
Avisarnos.
Preparanos...
Calmarnos.
Acogernos.
Sólo hay que prestarle un poquito de atención y disfrutarlo.
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